Anteriormente las mujeres reclamaban derechos básicos, tales como poder votar en las elecciones, derecho a ocupar posiciones de responsabilidad en política y en la sociedad en general, derecho al trabajo y al estudio.

En la actualidad, el Día Internacional de la Mujer se usa para reivindicar estos derechos básicos en los países menos desarrollados, y otros derechos más avanzados en los países desarrollados. Todo ello para llegar a una igualdad efectiva con el hombre.

El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. La promulgación se planteó por primera vez en 1910, a propuesta de la alemana Clara Zetkin, integrante del Sindicato Internacional de Obreras de la Confección, durante el Congreso Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Dinamarca. En 1975 Naciones Unidas lo celebra por primera vez, aunque no fue sino en 1977 cuando la Asamblea lo proclama formalmente como Día Internacional.

A partir de entonces, cada año se organizan jornadas de actividades para recordarnos las razones de su promulgación, esto es, las luchas históricas que las mujeres en múltiples rincones del mundo han enarbolado denodadamente para construirse en sujetos de su propio devenir, en sujetos que tienen derecho a tener derechos: derecho a vivir una vida libre de violencia, en la casa y en todo lugar; derecho a la educación, a la tierra, al empleo y al salario en plena igualdad sustantiva con los hombres. A compartir la responsabilidad de los trabajos de cuidado y la reproducción de los seres humanos. A acceder a todos los puestos de elección popular y de toma de decisiones; a participar en la vida toda, sin discriminación; a que su voz y su acción sean respetadas y reconocidas.

El 8 de marzo se ha convertido en un símbolo de las luchas y demandas de las mujeres, demandas que los feminismos en todo el planeta no dejan de recordarnos. Este año 2022, conmemoremos este día no solo para congratularnos de las contribuciones de las mujeres a la sociedad y de los avances alcanzados, sino, fundamentalmente, para tener presente, para no olvidar, lo mucho que falta por recorrer para lograr la tan reiterada equidad de género.

Conmemoremos el 8 de marzo para redoblar la exigencia del combate y la erradicación de las violencias contra las mujeres, las que lejos de cesar cada vez más se incrementan en número y gravedad, particularmente la feminicida. Mientras los cuerpos de las mujeres sigan considerándose objetos que pueden maltratarse, destruirse o desaparecerse, la tan ansiada igualdad estará lejos de alcanzarse.

Mujeres en el Siglo XXI, según datos de la ONU