ÁLAMOS, ciudad de arcadas puras y magníficas

Juan Carlos Holguín Balderrama

Cronista municipal

Localizado en el extremo sureste de Sonora, el municipio de Álamos colinda con Chihuahua y Sinaloa, estado con los que, a través del tiempo, ha tejido fuertes lazos, principalmente de parentesco, además de un constante intercambio comercial y cultural. Por ejemplo, el dulce típico de Álamos, la cajeta, se produce con membrillo cultivado en las estribaciones de la sierra de Chihuahua, mientras que el resto de la gastronomía alamense se identifica más con Sinaloa que con Sonora.

Así, la tortilla de maíz es de consumo diario, mientras que la de harina “sobaquera” ni siquiera se elabora; la barbacoa se prepara con zanahoria, papa y aceitunas; los tamales de carne son cilíndricos y “amarrados”, y generalmente se acompañan con un tamal de “yorimuni” (un tipo de frijol muy cultivado en la región del mayo). También el vocabulario varía con respecto al norte de Sonora: los chiles verdes no se tateman se “rescoldan”, como en Sinaloa, el mango a medio madurar se denomina “poposahui” y las ciruelas amarillas son conocidas como “yoyomos”.

Lo afinidad con Sinaloa tiene su origen en que Álamos perteneció a esa provincia los primeros 150 años de su existencia, hasta que, en 1830, cuando ocurrió la separación del Estado de Occidente (que había unido desde 1824 a las provincias de Sonora y Sinaloa en uno), los alamenses enviaron una sentida carta al congreso solicitando que Álamos, que a la sazón era la capital del mencionado estado, pasara a formar parte de Sonora. Desde entonces, los alamenses somos también sonorenses. Doble bendición sin duda./p>

NACE UNA CIUDAD

Fotografía por Nestor Portillo

Pero si algo caracteriza al municipio es su cabecera, la también denominada Ciudad de los Portales, cuya fundación se remonta al año 1684 debido al descubrimiento de ricas vetas de plata en las entrañas de sus montañas. Españoles, indígenas y africanos poblaron y dieron vida al Real y Minas de la Limpia Concepción de los Álamos, uno de los principales centros mineros del noroeste novohispano.

Fueron ellos y sus descendientes del siglo XIX, los que nos heredaron la joya arquitectónica que es hoy la ciudad -categoría que alcanzó en 1828-, cuya área de monumentos históricos se compone de 188 edificios, entre los que destacan el templo parroquial, construido entre 1786 y 1826; palacio municipal, inaugurado en 1899; la capilla de Zapopan, bendecida en 1841; la alameda, abierta al público hacia 1769; la cárcel municipal puesta en servivcio en 1888; el panteón, cuya tumba más antigua data de 1844; y el mercado municipal, construido en 1892, entre otras tantas construcciones que nos transportan a tiempos pasados.

Extramuros de la ciudad podemos citar las ruinas del siglo XVIII del templo de misión de San Miguel, en la localidad de Macoyahui; el acueducto de cal y canto de la ex hacienda El Frijol, y la capilla de Nuestra Señora de Balvanera, en el antiguo mineral de la Aduana, donde cada mes de noviembre se celebra la fiesta de esa santa patrona, que congrega a miles de fieles de los valles del Mayo y del Yaqui.

POLÍTICA Y ALTA CULTURA

Fotografía por Nestor Portillo

Entre los y las alamenses ilustres podemos citar al compositor Arturo Márquez, a Félix Zuloaga, expresidente de México, a los exgobernadores de Sonora: Carlos R. Ortiz, Ramón Corral, Fausto Topete y Alejo Bay; al cantante Alfonso Ortiz Tirado, a quien se le recuerda con un festival de bel canto cada mes de enero; y a la actriz María Félix, cuyo eterno admirador, Diego Rivera, vino exclusivamente a conocer su tierra natal en 1955, y de la cual escribió:

“Y llegué a Álamos, me llevé la gran sorpresa, es una de las ciudades más intactas y más preciosas de México, ojala no la echen a perder, ni india ni española, es de un ¡clásico mexicano! ¡Qué plazas con casas-palacios de arcadas puras y magníficas! Qué cerros alrededor con formas fuertes, agresivas y suaves y sensuales al mismo tiempo”.

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