María Matus, una historia de fe y misterio

María Matus es sin duda un referente de las mujeres de la etnia Yaqui, perteneciente al pueblo de Casas Blancas, en la comunidad de Vícam, desde donde trascendió por sus conocimientos utilizando plantas y recursos naturales, desde los seis años para curar enfermedades.

Gertrudis Baomea Espinoza su nieta nos platica que, como su abuela, ella también cura, “pero nosotros no nacimos con el don, nosotros aprendimos. Ella empezó a curar desde los seis años, ella tenía un don”. .

¿Qué curaba María Matus? De todo nos dice Gertrudis, pero además menciona que lo hacía de forma espontánea, cuando “sentía” que alguien estaba enfermo, “curaba con hierbas naturales, con brebajes y con energía”.

Sus dones como curandera y sanadora cruzaron las fronteras no solo del estado sino del país, por todos y todas reconocida y admirada. “La visitaba gente de todo el mundo, venían artistas”, nos comparte su nieta.

Y la tradición de curar continúa entre las mujeres de la familia. “Mi abuela tuvo cinco hijas, somos varias nietas las que nos dedicamos a curar, ella nunca se dejaba entrevistar, nomás curaba a todos los que venían. Somos puras mujeres las que seguimos la tradición de curar”.

Orgullosa Gertrudis nos platica parte de la vida que compartió con su abuela, sobre todo de sus enseñanzas, “María Matus no hacía exorcismos ella hacía sanaciones. Nació con tres cruces marcadas en la mano, desde niña decía que volaba y desde ahí veía a todos”.

LA COCINA, OTRO DON

María Matus además de ser conocida en muchas partes por sus dones, gustaba de compartir con la familia sus dotes culinarias, “le gustaba mucho cocinar. Fue una abuela muy buena”.

La memoria de Gertrudis se remonta al año 2012, cuando falleció su abuela. “Vino mucha gente a despedirla y agradecerle, murió a los 97 años, ella decía que había nacido en 1924”.

Y reitera el orgullo que experimenta como descendiente de María Matus, “nos sentimos muy orgullosas de ser nietas de María Matus. Mi abuelo la apoyaba mucho, iba al monte a juntarle las hierbas que necesitaba para las curaciones.

Ella era milagrosa, había gente que venía y salía curada de enfermedades graves.

María Matus, la curandera de la tribu Yaqui que igual visitaban integrantes de la etnia, yoris, políticos, artistas, funcionarios, era además cantora, “no le cobraba a los que no tenían, y a los demás les aceptaba lo que le daban. Era una mujer grandiosa, ayudaba a mucha gente en Vícam”.

Durante las festividades de cuaresma, Gertrudis recuerda que su abuela cocinaba “ollas gigantescas” de comida que compartía con todos los que acudían a las celebraciones.

“Ella soñaba de chiquita que andaba en un caballo blanco por los cielos y que veía todo desde arriba y siempre hablaba con un hombre de barbas muy largas y que en sus sueños presentía quién iba a venir a buscarla. Todavía viene gente que dice que la siente”.

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