Más que aguerrida, me considero inteligente

Beatriz Fonllem

La de la señora Beatriz Fonllem es una historia de lucha, de inquietud por los movimientos sociales, de educar y hacer de sus hijos e hijas personas de bien: dejar mejor el mundo de como lo encontró.

Está por cumplir los 89 años de edad y nos comparte sus remembranzas de pensamiento independiente y anécdotas que reflejan una época en que la mujer tenía que hacerse ver –casi por la fuerza- para ejercer su derecho o para exigir ya sea el voto o un puesto público.

Oriunda de La Colorada, Sonora, y de raíces chinas, nos cuenta la peripecia de sus abuelos que huyeron a esconderse al bosque por la persecución que padeció la comunidad asentada en México en la primera mitad del siglo pasado.

ACTIVISMO SINDICAL

Su participación la inició a los 17 años, cuando ella y su familia se vinieron a radicar en Hermosillo, posteriormente se mudaría a Ciudad Obregón. Debido a su condición de mujer –y de las fechas, por supuesto- su familia no le impidió ser parte de manifestaciones políticas y de la militancia. Beatriz Fonllem realizó estudios de secretariado y muy joven empezó a trabajar para la CTM en el Valle del Yaqui.

“En esos tiempos la forma en que nos reprimieron fue dejándonos sin empleo a mi esposo y a mí. Él trabajaba en la Conasupo y apoyamos a Fausto Acosta Romo en la contienda por la gubernatura contra Faustino Félix Serna”, contextualiza la señora Beatriz.

Con su esposo, Manuel Tapia Gutiérrez, tuvieron nueve hijos por los que se esforzaron para sacarlos adelante durante la temporada que estuvieron sin empleo por sus convicciones políticas; esto a finales de la década de los 50.

HACER USO DE LA VOZ

En ocasiones doña Beatriz se queda dubitativa, pero durante la entrevista la acompañan sus hijas Ernestina Tapia Fonllem y Ana Gabriela quienes atesoran y conocen el currículum combativo de su madre. “Tomar partido por Acosta Romo fue lo que propició que los boletinaran para no darles empleo, pero mamá continuó con su activismo y buscándole hasta que consiguió trabajo en el Banrural”, añade Ana Gabriela.

“Más que aguerrida me considero inteligente”, enfatiza doña Beatriz cuando nos comparte que llegó a ser afiliada importante del sindicato de su trabajo. Así también conformó la comitiva de bienvenida que en 1958 acompañó al entonces candidato por la Presidencia de la República Adolfo López Mateos en su llegada a Cajeme. Se intercambiaron ideas y se realizaron peticiones para el colectivo en dicho encuentro.

Hay una foto de ella ante el micrófono participando en un mitin. Otra postal donde están un grupo de mujeres rodeando al candidato arriba mencionado. De nuevo se activa la memoria de nuestra entrevistada frente a las imágenes: “Aquí estamos Bertha, Silvia Olea -que era del club 20-. Aquí esta Carolina López y Carmelita, con Fidel (Velázquez), bien grandote Fidel, y ahí estoy enseguida yo de los personajes. Entonces creo que si hubiéramos andado con temor (las mujeres) pues no se logra nada. Así sin temor llegamos a pararnos ahí a la diestra de López Mateos”.

EDUCAR PARA LUCHAR

Ana Gabriela rememora la ocasión en que las llamadas fuerzas del orden detuvieron a su hermana –también de nombre Beatriz- por ser activista: “Mi mamá no se quedó quieta con ese asunto, por supuesto que no. Se reunió con el “Pelón” Rosas a quién también le detuvieron un hijo esa vez” y entre los dos arengaron por la liberación de sus hijos.

Entre otros movimientos, doña Beatriz participó en la marcha del desierto al Zócalo, manifestación con la que estudiantes de la Unison se oponían a la controvertida (hasta la fecha) Ley 4. Se le vio también levantar la voz en 1998 cuando el llamado Frente Democrático Nacional (FDN), con su candidato Cuauhtémoc Cárdenas, señalaba un fraude en la elección presidencial.

También fue parte de organizaciones benéficas que se dedicaban a la ayuda humanitaria y preparaban alimentos para personas enfermas o con mucha necesidad. Y nos remata su hija Ernestina: “Otra faceta de mi mamá es que siempre estuvo interesada en movimientos espiritistas. Le llamaban la atención y llegó a formar parte de un grupo de ese tema”.

Y LA MUJER VOTÓ...
Es entonces fue así que, con la participación en política de la señora Beatriz, muchas mujeres de Cajeme acudieron a votar de una forma nunca antes vista. Periodistas, reporteros y caricaturistas de la época describen como las urnas recibieron también el voto y la visibilidad femenina.
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