Picando piedra para construir un sector inclusivo

Z. Margarita Bejarano Celaya

La minería, que ha sido históricamente una actividad masculinizada, ha emprendido en el último cuarto de siglo una carrera irrenunciable hacia la inclusión.

Aparejado con la incursión de capital extranjero a finales del siglo pasado, al sector llegó también la oportunidad de mejorar sus políticas, avanzar de manera tecnificada a favor de la seguridad, de la sostenibilidad, de los ecosistemas naturales y sociales que la albergan. La inclusión de capital humano femenino no podía quedar fuera de la ecuación.

DECISIONES Y RETOS

Aunque la incursión masiva de las mujeres en minería es muy reciente, una mirada histórica revela que siempre ha habido mujeres alrededor de la actividad minera: pioneras que enfrentaron discriminación y rompieron patrones para entrar a un ‘mundo de hombres’. Hoy, el 16.3% de los empleos en minería a nivel nacional son ocupados por mujeres, de acuerdo con datos de la Cámara Minera de México (CAMIMEX, 2023) y la cifra no deja de impresionar, sobre todo a quienes aún tienen una imagen anacrónica del sector.

Desde mi experiencia como mujer minera, no solo como trabajadora y ocupante de puestos de toma de decisión sino también como una activista y defensora de los derechos humanos de las mujeres, puedo atestiguar que el sector se está transformando, pero no puedo dejar de señalar los retos que persisten y que resumo en la necesidad de transformar de manera congruente la cultura, la estructura y la infraestructura para generar las condiciones de desarrollo digno y libre de violencia para las mujeres en minería. Sin embargo, estos retos no son exclusivos de la industria y provienen de la estructura social que asigna roles y estereotipos: una sociedad que asigna un rol secundario a la mujer, que le exige estar atenta de más de una tarea a la vez sin descuidar ninguna, pero que no genera la misma carga mental a los hombres.

Cuento con un poco más de una década de experiencia en la industria, puedo expresar sin falsa modestia que mis habilidades y capacidades han valido para prevalecer y hacer una carrera ascendente, pese a lo difícil que ha sido lograr el reconocimiento del gremio y ser ahora parte del 13% de mujeres en la toma de decisión en minería (CAMIMEX, 2023). Las mujeres tenemos grandes retos para lograr más espacios directivos y la igualdad de oportunidades en cargos de mayor responsabilidad.

Este generoso sector, indispensable para el sostenimiento de la vida humana con calidad, me ha permitido la posibilidad de encontrarme capaz de combinar razón y emoción, de ser resiliente y de practicar la sororidad como no lo había hecho antes, en un ambiente masculinizado y altamente competitivo.

RED DE MUJERES EN MINERÍA

Mi mayor reto ha sido diseñar, arrancar y hacer funcionar la asociación que agremia a la cadena de valor minera del principal estado minero de México; como directora fundadora del Clúster Minero de Sonora, A. C. (CMS) y pese a contar con una sólida formación profesional y carrera académica previa, tuve que demostrar capacidades, que antes en mi experiencia en diversos sectores, no había necesitado justificar tan exhaustivamente, pero ello me ha valido un mejor desempeño. Pongo siempre por delante el respeto a los derechos humanos, la transparencia, la rendición de cuentas, la búsqueda del valor compartido y la necesidad de formar equipos de trabajo diversos, ejerciendo un liderazgo relacional capaz de atraer talento.

Lo anterior no habría sido posible sin el trabajo en equipo y la creciente red de mujeres en minería -mineras de formación y de corazón- que encontraron en el CMS un espacio seguro para construir oportunidades de desarrollo profesional, comercial y que han sido fuente de inspiración, así como soporte al mismo tiempo.

Imposible mencionarlas a todas por espacio, pero es justo reconocer a las mujeres del staff: un eficiente y comprometido equipo mayormente conformado por mujeres desde el inicio, tanto como a las mujeres de diversas empresas y áreas de acción en las comisiones de trabajo que aportan cotidianamente su trabajo voluntario para innovar en la búsqueda de solución a los grandes retos del sector.

El trabajo incluyente implica la participación de mujeres en todas las áreas, desde las actividades operativas, administrativas, hasta las funciones directivas. Actualmente, tengo el privilegio de trabajar en Argonaut Gold, empresa mexicana de capital canadiense con un fuerte compromiso social y ambiental, en la que construimos día a día un modelo de trabajo enmarcado en los negocios conscientes, desde el cual buscamos hacer una minería que nos haga sentir orgullosas y orgullosos; y esto no puede suceder sin un espacio de trabajo digno, seguro e inclusivo.

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