SER POLICÍA ES MI PASIÓN, por eso hago bien mi trabajo

Comandante Mirna Espinoza

Su escritorio está lleno de documentos apilados. Hace a un lado una montaña de papeles. Saludos. Es día feriado. Cualquier cosa para romper el hielo, ya que para quien entrevista es extraño recibir respuestas de quien habitualmente hace las preguntas. Accede a la entrevista y responde con la seguridad de que va a ser difícil que alguien pudiera poner en tela de juicio lo que declare, opine o diga sobre la manera en que se ha desarrollado en su profesión.

EMPEZAR NO FUE FÁCIL

“Mi nombre es Mirna Raquel Espinoza Olivas y soy Comandante de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal. Desde que tenía 10 supe que quería ser policía. Incluso cuando había kermesse de la escuela yo me ofrecía de policía. Soy de las que piensan que no hay nadie como una para fomentarse y perseguir lo que nos gusta. Por supuesto que mi familia no quería que yo estuviera en esto. Me pusieron a estudiar secretariado y les cumplí, hasta que dije ahora va la mía: y en 1979 ingreso a la escuela de policía. Eso me apasionaba así que fui el segundo lugar en aprovechamiento de la generación. Después voy y pido trabajo en la comandancia de Ciudad Obregón y por supuesto que los machos que ahí estaban se rieron de mí y pensé ¿qué se creen estos p…? Y ahí voy a seguirle: metí papeles en Hermosillo y nada hasta que en Nogales me aceptaron.

"Una ocasión que volví a Hermosillo me encontré al que entonces era subprocurador, el licenciado Rafael Acuña Griego y nos saludamos porque él fue el padrino de mi generación en la escuela de policía. Me preguntó ¿Mirna, ya estás trabajando con nosotros? No me aceptaron, le respondí. Ahí mismo me llevó ante el jefe de la judicial y dio la orden de que inmediatamente me dieran de alta. Así fue como entré a la Judicial del Estado un día primero de septiembre de 1980”.

Pintura de la artista Venecia López

EL RESPETO SE GANA CON TRABAJO

En su nueva encomienda, Mirna se encontró de nuevo con superiores que no le daban su lugar al igual que a los demás elementos. La asignaron al área de archivo cuando ella, como nos dijo: ¡quería acción! Entonces supo de la fuga de un reo del penal y se ofreció ni más ni menos que a capturarlo. Y lo logró: realizó un operativo que llevó a la detención de Matrecitos Sinohui. “Mi primera chamba ¿y sabes qué? No me la contaron, se la adjudicaron a otros hombres”.

“Después de eso empecé a trabajar en averiguaciones previas con puro hombre rudo. Yo era chamaquita y la única mujer que andaba en la sierra con ellos; unos llovidones nos caían atrás en la pick up, pero yo les demostré que podía. Nunca me faltaron al respeto ellos, se portaron caballeros. Por ahí del 86-87 empezaron a entrar más mujeres a la policía”.

“Una debe darse a respetar, te tiene que gustar mucho el trabajo y hay que actualizase. A mí me han tocado todas las épocas y cambios en el sistema judicial, por ejemplo, en los tiempos de antes integrábamos averiguaciones previas, nos llevábamos la maquinita de escribir al monte, nos íbamos a declarar gente allá, ahí mismo recuperábamos objetos, hacíamos la inspección, integrábamos todo el expediente; durábamos semanas, pero nos traíamos todo, al detenido y todas las cosas”.

“He tenido muchos enfrentamientos, motines, tiroteos. El más reciente fue en el 2002, cuando me pegaron unos balazos. Fue en Navojoa, estaba embarazada, del más pequeño de mis tres hijos. Me pegaron un balazo aquí (señala una parte de la pelvis). Fue por el caso de una muchacha que traían secuestrada de Zihuatanejo y nos topamos aquí con los maleantes; yo traté de salvar a la muchacha y un tipo me dio otro balazo en el pecho”.

"Qué te voy a decir, a mí me han pegado varias veces: tengo heridas de navaja, de bala. A mí no me pueden contar nada. Me gusta mi trabajo, aquí estoy porque es mi pasión la policía, yo creo que es el don que me dio Dios."

RECONOCIMIENTO CIUDADANO

La comandante Mirna ha tenido a su cargo a cientos de elementos de la judicial. Nos dice que, incluso, algunos piden trabajar con ella. Asegura que es de las que trabajan de cerca, es decir, busca conocer a los elementos, descubrir sus potenciales y a partir de ahí asignar responsabilidades y cargos. Su opinión sobre la violencia que aqueja al país es seria: comparte responsabilidades a las autoridades y a las y los ciudadanos. “Se requiere de una educación y un cambio profundo también en seguridad y salud. Empezar desde casa, en la escuela, como padres, vecinos, hermanos. Cuidarnos, respetarnos y saber las consecuencias de ser un criminal o del uso de drogas”.

“Antes al policía se le respetaba mucho, a la policía judicial, no digo que no se le respete hoy al elemento de la AMIC, pero ha cambiado. Son otras también las formas: ya no se puede detener a la gente como antes. Ahora se investiga primero, antes deteníamos para investigar ahora se investiga para detener; hay mucha diferencia porque antaño la confesión era la prueba reina. Nosotros ya no tenemos contacto con el detenido, con el presunto, hasta que lo detenemos, cosa que sucede solo si tenemos una orden judicial”.

“No quiero reconocimientos. la policía somos como los perros de rancho: todo el año nos traen fuera trabajando y cuando hay fiesta nos amarran. Yo me quedo con el reconocimiento de mis compañeros y de la ciudadanía. No necesito que pongan una placa donde me mencionen. Que la gente te reconozca que una es buena para su trabajo y que la ciudadanía diga me atendió, me atendieron como debe ser. Me preguntas en qué me considero buena, yo te respondo que soy buena para ser policía y con eso me quedo después de más de 40 años de servicio. Por cierto, el año que entra me quiero retirar”.

TAMBIÉN SOY MUJER

Si me permiten yo le aconsejo a la mujer que salga adelante: todos podemos, tenemos toda la capacidad para trabajar donde queramos; especializarnos donde queramos puesto que somos personas inteligentes igual que el hombre. Somos enteras no somos medias naranjas.

Que no se dejen si alguien las quiere someter ya sean sus maridos o sus novios. Creo que hoy como nunca se apoya a la mujer, entre ellas. Que levanten la cabeza y salgan adelante. Todas podemos: si pudimos las primeras que empezamos imagínate ahora.

Que no se equivoquen, el impulso que tenemos las mujeres es para ser libres y ser iguales. No somos iguales que el hombre físicamente, pero podemos pelear la igualdad de oportunidades y tratos ante la ley.

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