"La graciosa Concesión"

María del Rayo Gaytán Sánchez

Grupos de mujeres de todo el mundo tenemos una lucha de más de 300 años con el objetivo de gozar de la igualdad de derechos reconocidos y plasmados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) y en diversas disposiciones normativas, tanto a nivel federal como local.

Los resultados de dicha batalla se observan al analizar la participación de cientos de mujeres en ámbitos dónde antes no existía.

De esta manera las mujeres han peleado un lugar en el campo científico, empresarial, así como político, dominando la generación de conocimientos, de riqueza material y la toma de decisiones.

MÁS RUBROS Y MENOS OBSTÁCULOS

La labor que alguna vez caracterizó a las mujeres como cuidadoras, reproductoras y prestadoras de servicios ya cambió y cada vez más mujeres toman sus propias decisiones en función de su supremo interés.

Sin embargo, a pesar de la evolución social, las condiciones en que las mujeres nos hemos desplazado de la vida privada a la pública, no han sido óptimas, ya que continuamente se generan comparaciones entre mujeres y hombres en sus vidas laborales, sociales y políticas, generando las conocidas brechas de género que siguen siendo un obstáculo que superar en la búsqueda de una igualdad sustantiva.

Estas brechas son uno de los grandes problemas sociales que enfrentamos siendo mujeres, seguido por la actual problemática de violencia de género. Este fenómeno se ha convertido en un problema social tan grave que la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia establece una definición de los tipos de violencias, que van desde la física, psicológica, sexual, patrimonial y económica, además de las diversas modalidades; familiar, comunitaria, institucional o política, por mencionar algunas.

DESDE LA LEY EVITAR LA VPMRG

De esta forma en los últimos años, la violencia la política, ha cobrado mayor relevancia, siendo definida como: “…toda acción u omisión, incluida la tolerancia, basada en elementos de género y ejercida dentro de la esfera pública o privada, que tenga por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar el ejercicio efectivo de los derechos políticos y electorales de una o varias mujeres, el acceso al pleno ejercicio de las atribuciones inherentes a su cargo, labor o actividad, el libre desarrollo de la función pública, la toma de decisiones, la libertad de organización, así como el acceso y ejercicio a las prerrogativas, tratándose de precandidaturas, candidaturas, funciones o cargos públicos del mismo tipo…”

Se identifica cuando se divulgan imágenes, mensajes o información privada de una mujer candidata u ocupando un cargo público, con el propósito de desacreditarla, difamarla, denigrarla y poner en entredicho su capacidad o habilidades para la política, con base en estereotipos de género; cuando se amenaza o intimida a una o varias mujeres o a su familia o colaboradores con el objeto de inducir su renuncia a la candidatura o al cargo para el que fue electa o designada; si se niega arbitrariamente el uso de cualquier recurso o atribución inherente al cargo que ocupe la mujer, o en caso de que se ejerza violencia física, sexual, simbólica, psicológica, económica o patrimonial contra una mujer con cargo público, entre otros.

En su defensa existen leyes, como la ya mencionada Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia; El Código Nacional de Procedimientos Penales; La Ley General de Víctimas; La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, así como las leyes de Instituciones y Procedimientos Electorales para los estados.

HAY UNA RUTA…

La entrada de las mujeres a la política o espacios de toma de decisiones, no ha sido una “graciosa concesión” que la sociedad ha brindado, sino es el resultado de una ardua lucha, a la que aún se cobra factura, por medio de la violencia política en razón de género.

Por esta razón convocamos a las valientes y capaces mujeres que hacen vida política, a que hagan uso de las herramientas legales y las instancias institucionales creadas, para que defiendan sus derechos y hagan uso de los espacios ganados en provecho de más mujeres, las más vulnerables, las necesitadas.

¡La cuarta transformación requiere de la participación de todas y todos!
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