PEDRO PACHECO
Treinta años ejerciendo un estilo de hacer radio

“Un saludo para el Etchoropo y el Bacapaco, donde las tortolitas hacen su nido con crédito del infonavit…” Dice una voz pausada y grave con una pizca ladina en su intención. El medio rural huatabampense no se pierde los dos noticiarios: Uno en la mañana y otro al medio día. Los dos los conduce nuestro entrevistado, en la estación Radio Lobo desde hace más de 30 años. Hablamos de Pedro Pacheco, hablamos del que habla. Nos citó en la Plaza Juárez de Huatabampo para contarnos a detalle de su quehacer comunicativo en la radio y un poco de su vida.

“Me llamo Pedro Pacheco Moreno, vivo en el séptimo piso departamento uno y nací un 29 de junio. Recientemente me quise retirar, y me dije ya estuvo con 31 años sobra y basta, el auditorio se merece descansar de mi un poco. Y yo también necesito reposar.

Siento que mi chamba es informar y a veces siento que, aunque no quiera me involucro emocionalmente en los acontecimientos que difundo, a veces sin darme cuenta, pero a la larga veo que sí me ha afectado de alguna forma. Me he llegado a decir que ‘feliz el que está alejado de todo y que no se preocupa por nada’.

Pedro Pacheco no es un actor del micrófono, en persona también conversa y arma ideas de la misma forma que en su programa de radio. “Cuando me veían en la calle me reclamaban por mi repentino retiro ¿Por qué te fuiste de la radio, hombre? Me lo cuestionaban mucho, así que ahí voy de vuelta después de tres meses. Pese a que hay mucha competencia en la difusión de las noticias, están las redes sociales y todo, pero aquí estoy de vuelta”.

¡ESTAMOS AL AIRE!

Relata que todo empezó en 1973 cuando en Ciudad Obregón se abrió una escuela para locutores impulsada por Sergio Anaya, él acudió, junto a otros compañeros. Que no fue nada fácil aprobar los exámenes y adquirir el permiso. “No que ahora con dos o tres meses de práctica y con acuerdos con el sindicato ya te dan un certificado para estar detrás del micrófono”. Nos abunda que también estudió en la UNAM la carrera de Administración pública y viajó en la búsqueda de trabajo, de vida, por lugares como Mexicali, Tijuana. Después de sufrir un accidente donde lamentablemente dos compañeros de él perdieron la vida decidió regresar a Huatabampo y empezó a meterse en la radio desde abajo: vendiendo publicidad, supliendo a otros locutores hasta que llegó la oportunidad de ser titular.

“Había mucha competencia; Navojoa tiene muchas emisoras, Obregón otras tantas. Cada una con su noticiario. No la tuve fácil. En la radio escuchas cosas del ambiente que uno conoce de las comunidades, por ejemplo, dicho como el de: Saludos a la Oraba donde las cachoras traen celular, saludos al Aquichopo, único lugar en el mundo donde las gallinas corretean a los gallos. Esas puntaditas a la gente les gusta y las comenta, las comparte. Creo que eso me ha favorecido en cuanto a preferencias”. El locutor considera a la radio como una cocina a la que debes ir variándole los ingredientes, surtirlos. Pondera la renovación y es cierto que Pedro Pacheco no repite las mismas cosas que decía al aire en 1991. “La gente debe relajarse porque cuando escucha las noticias está comiendo… Entonces ¿cómo le vamos a echar a perder ese momento? Yo por eso le tiro esos chascarrillos, hay que reír, que si le doy una noticia fuerte pues que no se le amargue el alimento”.

LOCUCIÓN Y COMPROMISO

Respira un poco, se levanta el sombrero, toma un respiro y nos dice que Huatabampo es toda su casa, sus amistades están aquí, su familia, las tradiciones. Reitera que es feliz en ese municipio del sur profundo sonorense. Pedro Pacheco gusta de los pinceles; uno de sus hobbies es pintar. Sus cuadros evocan al campo, a paisajes rurales propios de la región que habita. Se sorprende que le han pedido que los ponga a la venta, pero él prefiere no hacerlo.

El oficio del locutor también incluye un compromiso con sus radioescuchas. Nuestro entrevistado jugó un papel muy importante durante la pandemia ya que, por iniciativa propia y con todo su estilo, realizó spots de prevención, de cuidado, de advertencia. Esos spots tenían todo su sello creativo y se viralizaron en redes sociales como WhatsApp, por ejemplo. “Era lo que tenía qué hacer; no me lo pidió el sector salud ni nadie más. Yo hice esa campaña porque no quería que la gente tuviera a algún familiar o amigo agonizando. No cobré un solo peso por ella”. Es también su voz la que se escucha desde una camioneta de perifoneo difundiendo medidas de protección cuando ocurre alguna tormenta ó inundación. Como cuando Lowell azotó al Sauce en el Agua en el 2008. Y bueno, claro que la historia de Pedro Pacheco es mucho más amplia y llena de anécdotas, como esa de cuando fue vendedor de muebles y utensilios de cocina en pueblos de la sierra alamense; sus andanzas en lo que fue el D.F; por su puesto su análisis sobre la política nacional e internacional; de personajes huatabampenses…Tantas cosas que se van a quedar en el tintero para otra ocasión.

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