“No se les olvide que esto es una fiesta, pero también es una protesta”. Con esta frase comenzó su discurso Adrián Arenas, hombre trans fundador de Sonora Pride, en la décima marcha organizada por el equipo que coordinó durante el mismo número de años, dejando un legado digno de reconocimiento.

Gracias a la persistencia de todas las personas voluntarias y colectivas organizadoras que año tras año se han involucrado, así como a aquellas que han brindado su apoyo de diferentes formas, la marcha del orgullo en nuestra ciudad ha alcanzado una convocatoria sin precedentes, confirmando el capital político que tenemos como población LGBT+ hermosillense.

Este poder sagrado merece un respeto excepcional; debe ser el elemento para honrar la memoria de quienes iniciaron y nos antecedieron en la lucha por nuestros derechos, por aquellas, aquellos y aquelles que no tuvieron la oportunidad de amar, ser y sentir libremente.

MARCHAR CON EL ALMA

La marcha del 2022 es considerada histórica al reunir a más de 12 mil personas; materializó este poder que llenó nuestras calles de diversidad y orgullo. Fue como un radiante y esperanzador arcoíris que abrazó a quienes nos apropiamos de las avenidas en un recorrido de cuatro kilómetros, 75 minutos con trayecto final a un crucero emblemático de la ciudad que, al convertirnos en una sola fuerza, nos hizo sentir que la ciudad era, por fin, también nuestra.

Quienes han marchado con el alma, sabrán de qué hablo; se trata de esa fuerza alimentada por corazones latentes, rebosantes de esa rabia convertida en amor y esperanza, con el anhelo de ser respetades, de no sufrir discriminación, de ser libres, de no ser sometides a tortura o violencia y, tristemente, de no ser asesinades.

Con esa misma fuerza y solidaridad, levantamos nuestra voz en apoyo a las víctimas y sobrevivientes de ECOSIG, las mal llamadas "terapias de conversión". Con cada grito resonante de "¡Nada que curar!, ¡Nada que curar!, ¡Nada que curar!", y el poderoso discurso de Erica Salinas, sobreviviente ECOSIG, manifestamos nuestro repudio a estas prácticas que, por años, violentaron nuestros derechos impunemente.

Este grito, representante de todas las personas que lucharon por la prohibición de estas torturas en Sonora y en México, resonó profundamente en las conciencias de quienes comprendieron la necesidad de este urgente avance en materia de derechos humanos y logramos convertirlo en una ley que ahora protege a las personas y sobre todo a las infancias LGBT+ de estas violencias. Fue un poderoso y significativo momento que nos unió y fortaleció para continuar en la construcción de un mundo cada vez más inclusivo y libre de discriminación, para permanecer en la lucha por todos los derechos para todas las personas.

RESPETO Y RECONOCIMIENTO

El espíritu de la marcha del orgullo LGBT+ radica en desarrollar la capacidad para dejar atrás nuestras diferencias y unir nuestros corazones a través de todo aquello que nos une como personas, como integrantes de la comunidad LGBT+. Nuestro objetivo es lograr el respeto y reconocimiento que durante mucho tiempo parecieron inalcanzables, pero, para lograrlo debemos identificar los desafíos que persisten y trabajar juntos para superarlos.

Sentir el poder de una marcha del orgullo es motivador, enriquecedor y llena de esperanza a todas las personas involucradas, pero también nos recuerda que todavía hay un largo camino por recorrer hacia la plena igualdad y el respeto de los derechos de todas las personas LGBT+.