María y Andrea tienen 21 años, son de Hermosillo, estudian y trabajan medio tiempo. Están enamoradas desde hace tres años y mantienen la relación a escondidas de sus respectivas familias. En casa, ambas han sido advertidas sobre la imposibilidad de aceptar esta clase de relaciones y por ello se les ha prohibido la convivencia: Andrea no puede ir a casa de María porque la mamá de María piensa que no es buena influencia para su hija.

MARCHAR CON EL ALMA

Entre las principales preocupaciones de los padres se encuentran estas interrogantes:

• ¿Qué dirán los demás? ¿Qué va a pensar la sociedad? ¿Qué explicación vamos a dar a nuestros amig


• Amar a otra mujer es un pecado, el amor no heterosexual es una elección equivocada.


• Es antinatural, un momento de confusión o un deseo pasajero que puede reprimirse o superarse.


• Es mejor no hablar de ello; si no lo digo no existe.

Las amistades también han expresado sus concepciones sobre el amor entre mujeres y por ello, María y Andrea permanecen en silencio. “¿Quién es el hombre y quién es la mujer?”, “Te gustan las mujeres porque no has conocido un hombre que te enamore de verdad”, “Te voy a presentar a un amigo”, “Tan bonita y sin novio”, “Te ves femenina, no parece que te gusten las mujeres”.

AMOR Y SECRECÍA

María y Andrea aceptan que están enamoradas pero prefieren llamarle a su relación “amistad especial”, consideran que el término lesbiana es demasiado fuerte y a pesar de que sus experiencias amorosas siempre han sido con mujeres, les resulta una carga pesada las implicaciones y significados de la palabra. No le llaman noviazgo a lo que tienen. En la intimidad se expresan como pareja y públicamente como amigas o mejores amigas.

En su entorno laboral no se definen como heterosexuales explícitamente, pero al hablar de su pareja la masculinizan, en el caso de María habla de Andrés y en el caso de Andrea habla de Mario. Esto con la intención de no levantar sospechas y evitar la posibilidad de un despido. Lo anterior, fueron fragmentos de una entrevista a profundidad que contribuyó a una investigación sociológica sobre los significados de género y sexualidad en Sonora. La experiencia de María y Andrea es una mirada al estado que guardan las concepciones sociales hacia las relaciones erótico-afectivas entre mujeres en la región, aunque existen distintas experiencias y en muchas de ellas surgen en un momento de auto aceptación y aceptación por parte de la familia y amistades, prevalecen preocupaciones como “tengo miedo que te lastimen”, “la sociedad no está preparada para esto”, “es mejor que no se entere toda la familia”.

En Sonora, muchas mujeres que aman a otras mujeres aún padecen y sufren a causa de sus deseos, por lo que viven en secrecía, doble identidad, identidad fragmentada o la invisibilidad, y, aunque la sociedad ha experimentado una transformación notable impulsada principalmente por organizaciones de la sociedad civil, agrupaciones, colectivos, estudiantes, artistas, academias y ciudadanos; la ambivalencia de su contexto social las lleva a comprender y experimentar de manera contradictoria el amor y las relaciones de pareja. Esto en gran medida a causa de la perpetuación e idealización del modelo de amor romántico que el mercado ha exponenciado, basado en el orden binario del género y la sexualidad.

Lograr una sociedad armoniosa, incluyente, igualitaria, amorosa, respetuosa y libre, es posible, sin embargo, es de suma importancia incluir en los programas de educación pública y privada, la educación sexual y de género. De igual forma la educación del amor desde una perspectiva de liberación y autoconocimiento. Destinar recursos nacionales y estatales para la promoción de la organización y planeación familiar con perspectiva de género. Finalmente, invertir en arte, ciencia, cultura y deporte es fundamental en un plan de progreso social que busque erradicar las prácticas que afectan a los seres humanos en cualquiera de sus condiciones de género, sexuales y de cualquier otra intersección.