LA TRADICIÓN MAYO: UN CAMINO DE CONOCIMIENTO

Trinidad Vázquez Yocupicio

Crecí entre hombres y mujeres que dedicaron su vida a la ritualidad, a la tradición; me enseñaron a ver desde sus ojos; los vi defender nuestras creencias y nuestra cosmovisión. Los vi promover nuestra cultura con esa sabiduría para encontrar ese balance, sin caer en el folklore, y poder sostener nuestra identidad.

Escuchar hablar a tantos antropólogos que pasaron por nuestra casa, despertó en mi curiosidad y admiración; y mis preguntas eran ¿C ómo sabían tanto? ¿De dónde sacaban tantas palabras?

Cada persona que visitaba mi casa le regalaba un libro a mi papá; cuando volvía de alguno de sus viajes traía otros más. Ver tantos libros en mi casa, sumado a mi necesidad de querer aprender más palabras, despertó en mí una atracción y amor por los libros (hace poco supe que a mi abuelo paterno le gustaba leer).

Quería ser antropóloga, socióloga, historiadora, pero no estuvo en mis posibilidades trasladarme a estudiar alguna de esas carreras.

ORIGEN Y PUEBLOS

Desde niña acompañé a mi padre visitando pueblos y comunidades. Recuerdo que usábamos una camarita morada de rollo, después él me compro una digital y fue así que me incliné por la fotografía. Fotografiar al pueblo Yoreme y captar todos esos aspectos y situaciones importantes que se daban rara vez o una solo vez fue algo muy gratificante.

Participé como promotora cultural voluntaria en el Centro de Cultura Blas Mazo ayudando con la impartición de talleres dirigidos a niñas y niños de las comunidades indígenas del municipio de Huatabampo. Enseñamos artes plásticas, dibujo, teatro guiñol, rondas y cantos en la lengua Mayo, reciclaje y conversatorios en torno a nuestra cultura. Apoyé cada año en los encuentros de Música Popular en Lengua Mayo.

Fui corresponsal comunitaria para la radio XEETCH La Voz de los Tres Ríos, en Etchojoa; ahí mismo tomé parte en la logística en los aniversarios de la radio. Durante ese tiempo conocí a muchas personas de otros pueblos y otras culturas que acudían al mencionado festejo. Superé ese miedo al micrófono y entendí el papel tan fundamental que juega la palabra, así como la importancia de la radio como un espacio para nuestra voz.

CARGOS TRADICIONALES

A nosotras las niñas y niños yoremes nos ponen promesas y mandas que debemos de cumplir dependiendo de nuestra edad, una de esas promesas las pagué siendo fiestera en la comunidad de Navobaxia.

Llegó la pandemia y nos fue muy difícil como yoremes hacerle frente a ese asunto pues el trabajo de mi pueblo depende de salir a diario. También se resintió en nuestra tradición; por ejemplo, en ese tiempo hubo cambios en la directiva de la Iglesia Tradicional de la Santísima Trinidad (aquí en el Júpare), misma que se renueva cada tres años, entonces me encomendaron el cargo de Presidenta, se tenía que ir a elecciones, yo sabía de la responsabilidad que requiere el cargo. Hubo que hacer las actividades con mucho cuidado por las restricciones.

Me fue difícil ser mama, hija, esposa, profesionista y ser presidenta de la iglesia. Mi vida giró conforme al calendario de la iglesia. No todo ha sido de color de rosa ni trato de romantizar nada. Hemos tenido luchas muy significativas por defender nuestra identidad, nuestro territorio, nuestros espacios y nuestra fe.

Actualmente soy Promotora Educativa de lengua y cultura indígena en la Casa Escolar de la Niñez indígena Ruperto Baynori, en el Programa de Apoyo a la Educación Indígena a cargo del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, en mi comunidad El Júpare. Hoy convino lo que hace tiempo quise: enseñar a los niños de mi pueblo, poder guiarlos y que se queden con un poco de lo yo he aprendido en y de nuestra cultura Mayo.

Seguiremos en esta lucha por dignificar a nuestros pueblos aprendiendo y enseñando a nuestras nuevas generaciones: quiero que mis hijas Corinthia y Ania Crezcan con las mismas raíces que yo crecí.

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