CURAR CON HIERBAS, FE Y BONDAD

Doña Herlinda Escalante

Son cinco niñas y niños jugando cuando apenas Buaysiacobe eran unas cuantas casas. Herlinda había visto a su abuela curar con tés a personas que estaban enfermas del estómago o de alguna infección. En medio de esos juegos es que se hacen tal vez la pregunta más importante a la que se deba responder en la vida siendo infantes ¿qué serás cuando seas grande? Juan Buitimea dijo que sería maestro rezandero; Herlinda, dijo que sería curandera y, dentro de esos juegos empezó a enterarse del uso medicinal de las hierbas. “En algún momento empecé curando a mis amiguitos”. Hoy en día Juan es un rezandero que realiza sus oficios en casi todos los centros ceremoniales mayos y Herlinda, nuestra entrevistada, es considerada una curandera poderosa a la que visitan gentes de todo el Valle del Mayo, de otros valles, estados y países.

Herlinda Escalante Ontamucha, tiene hoy 75 años y continúa ejerciendo el noble oficio de ser curandera, además de tomar parte de las fiestas tradicionales de su comunidad Buaysiacobe, municipio de Etchojoa. Nos habla un poco a las y los lectores de Ciudadanía Sonora sobre su quehacer y su vida. Antes de encender aparatos, estuvo ella observando en el Museo Casa de Leonardo Valdez las banderas representativas de los centros ceremoniales mayos, descubrió la de su pueblo natal y nos contó que fue ella misma quien donó dicho lábaro para su exposición.

LOS REMEDIOS NACEN DE LA TIERRA

Con cierto asombro nos relató que no se dedicó a practicar alumbramientos porque se vería afectada de su visión, según le advirtió un amigo galeno y ella prefirió hacerle caso. Llegó a realizar solo cinco de ellos. “Es que la sangre al nacer es muy caliente, y afecta en los ojos a quien atiende el parto.

Nacemos tibios y morimos fríos. Muchas de las curaciones las realizo sobando a las personas; con esa manera de frotar que es tibia se logra un alivio sobre todo para "los adentros" del cuerpo. La fiebre la curo con frío ya sea con agua o con alcohol. Hay hierbas que también son calientes y otras frías y sirven para curar.

Ella como curandera, nos cuenta, ha notado que la mayoría de pacientes que la visitan es para buscar alivio por padecimiento en los riñones; para ello se ha valido de la fe que tiene en las hierbas llamadas cola de caballo, la ruda, patachinola, la hierba miona (así se escribe, advierte al entrevistador), la albahaca y la hoja de guayaba. Se toman en té en cantidades que ella recomienda. Otra enfermedad que frecuentemente atiende en sus pacientes es la diarrea. “Llegan mal del estómago y con dolor de cabeza; yo los curo con chile, ruda y albahaca”.

“También hago limpias. Por lo que más me piden es para que puedan conseguir trabajo. Llegan más hombre a eso. Después de que los ayudo me buscan para decirme que les fue bien. Muchos de ellos traen encima la envidia para que no les vaya bien. Les hago reliquias, amuletos, les rezo y se los curo”.

Doña Herlinda nos cuenta que ella cree en que los dones de la curación se traen de nacimiento o se heredan. Ella es de las que nación con el don. En su familia, su hija, no mostró interés en el asunto. No hay mucho qué hacer ante eso. Nos confiesa, además que ella cree en la bondad del mundo, en compartir el conocimiento y nos relata de cuando fue invitada a la ciudad de México a un evento de curanderas y curanderos de todo el país y en el cual compartió recetas, técnicas para sobar y hasta hierbas medicinales. Por otra parte, nos dice que ella atiende a quien llegue a visitarla en busca de ayuda porque prefiere atender a quien busque sanación ahí en su casa, para lo que nos recuerda que ella vive frente a la cancha, cerca de la iglesia de Buaysiacobe, ahí donde está un pino salado muy grande.

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