ETCHOJOA

Breve historia y tradiciones

Municipio de Etchojoa, nombre que significa lugar de etcho, la cual es planta endémica característica del desierto y semi-desierto, casi no necesita agua, es un cactus parecido al pitayo y al sahuaro.

Está dividido por la cabecera municipal y las comisarías de Bacame, San Pedro, Buaysiacobe, Bacobampo, Sahuaral, Basconcobe, La Bocana y Sebampo. En 1996 durante el gobierno de Manlio Fabio Beltrones en Sonora, se dividió la Comisaría de Villa Juárez de Etchojoa, convirtiéndose en Municipio de Benito Juárez.

En 2020, INEGI anunció que la población total de Etchojoa y sus comunidades fue de 61 mil 309 habitantes (51.1% hombres y 48.9% mujeres). La población de tres años y más que habla al menos una lengua indígena fue de 8.43k personas, lo que corresponde a 13.8% del total de la población del municipio. Las lenguas indígenas más habladas fueron Mayo (8,295 habitantes), Tarahumara (44 habitantes) y Guarijío (37 habitantes).

Etchojoa tiene una superficie de 1,220 km². Al oeste, a 10 km está la playa del Siaric en el Mar de Cortés.

Etchojoa significa en cahíta “casa del cactus” (Etcho: Stenocereus thurberi). Habitado en sus orígenes por la tribu Mayo le da su nombre al valle donde se ubica, así como al río que lo atraviesa. Es uno de los pueblos indígenas que conforman la etnia Mayo.

HISTORIA Y RIQUEZA NATURAL

Fue fundado en 1613 como Pueblo de Visita de la Misión de Santa Cruz del Río Mayo por el misionero jesuita Pedro Méndez. En 1796, al decaer el sistema misional, dos sitios de ganado mayor de los predios de Etchojoa fueron atribuidos mediante título a Marcos Valenzuela, iniciándose así el mestizaje de la población. En 1909 fue declarado municipio.

En 1930, se realizaron los primeros desmontes y dotaciones agrarias que propiciaron una aceleración del crecimiento demográfico. El municipio está ubicado en el sur profundo del estado de Sonora y colinda al norte y al este con Navojoa, al sur con Huatabampo, al noroeste con Cajeme y al oeste con el Mar de Cortés.

Posee un hermoso litoral con playas vírgenes (El Siaric), las cuales actualmente no son explotadas turísticamente (solo en Semana Santa). La pesca es propicia y abundante: pez sierra, mero, entre otros. Un espectáculo único se repite los primeros meses de cada año: ballenas procedentes de aguas frías buscan para reproducirse las cálidas aguas del Mar de Cortés.

Durante el año se celebran diversas tradiciones indígenas, entre las principales las Fiestas del Espíritu Santo (Santísima Trinidad) y contis de cuaresma.
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